miércoles, 17 de abril de 2013

Si a tus amigas no les gusta el RUGBY...

El rugby es ese deporte tan desconocido en este país en el que los diarios deportivos hablan casi exclusivamente de fútbol, ya sea sobre competición nacional como las competiciones nacionales de otros países, el caso es que sea fútbol.

Mi relación con este gran y bello deporte comienza cuando era mini-Lola, cuando papá Lalo veía el Six Nations en Canal +. Lo recordareis porque es un canal que se podía ver en abierto excepto algunos programas para los que necesitabas un decodificador, un cacharro negro tamaño cuartilla. Fue mi primera toma de contacto y, la verdad, es que me impresionó mucho. Por otro lado he de decir que mi infancia precisamente de prinzesismos no era. Yo jugaba con mis amigos, sí chicos, a coronar la montaña de leña que estaba en la traseras de la panadería del pueblo, a escalar árboles, a fútbol (qué remedio!!!) y demás juegos de chicos. También tuve mis momentos de "chica" jugando a las muñecas pero fueron momentos fugaces. Como se puede apreciar apuntaba maneras.

El tiempo pasó y el rugby quedó aparcado pero marcado a fuego en algún lugar de mi inconsciente. Por esta época de pre y adolescencia cambié los juegos de chicos por la rebeldía y el punk. Bendita juventud en la que te propones cambiar el mundo a golpe de anarquismo... Qué recuerdos!!!

Entre tanto llegó la universidad, el gran cambio. Pasas de vivir en un pueblo pequeño a vivir en una gran ciudad, cambias la vida familiar por la de estudiante en un piso compartido, nadie te mira raro porque no eres como las demás chicas de tu edad, es más, pasas desapercibida, conoces a gente nueva muy diferente pero a la vez muy igual que tú y te vuelves a reencontrar con el rugby.

Todos los días, de camino a la facul, veía las pistas de rugby pero no que hubiese partido por lo que pensaba que no se usaban y me entraba como una pena interior. De repente, entre la mucha gente que conocía había una chica que está en el equipo de rugby de la facul, es la talona y capitana del equipo!!! Me comenta que, si me apetece, me pase por un entrenamiento que necesitan gente. En ese preciso instante, el rugby de mi inconsciente se hace visible abriéndose paso entre la gran cantidad de mierdas mentales y se pone en la lista de prioridades de mi cerebro, tanto que en cuanto termino las clases me paso por la tienda de deportes y me hago con una equipación completa.

Lo siguiente fueron dos temporadas como pilier titular, por lo que deduzco que no se me daría nada mal aunque mi altura tamaño tapón de alberca ayudó, y mucho, al ser de las más bajitas de la liga era más difícil ganarme en las melés. De todo ello me llevé grandes compañeras de equipo, entrenadores molones que me enseñaron mucho (una de ellos está actualmente en la Selección Femenina de Rugby), moratones a manta, un esguince de rodilla, una torsión del cartílago de la rótula, una fisura de costilla, las competiciones de la ducha para ver quién tenía más moratones, el inolvidable sonido de los tacos al salir del vestuario en silencio y con la mayor concentración, las nauseas en la boca del estómago en el segundo previo al saque de inicio, el alivio tras la tensión por un partido difícil, los terceros tiempos y sus épicas borracheras, las melés en mitad de la calle más pedo que Alfredo, los chicos del equipo masculino (arrggg), una experiencia inolvidable y una drogodependencia a este deporte que es muy difícil aplacar. De esto ya hace algún tiempo y, con mucha nostalgia, me sigo acordando de esos buenos momentos.

Ahora, por motivos varios, no puedo seguir siendo rugbier, pero me conformo con ver algún partido de vez en cuando. Para esta difícil situación de proponer una quedada para ver un partido y que no se rajen más de la mitad de mis amigos, he decidido atacar a la chicas. Os preguntareis cómo... Muy sencillo, prometiendo hombres!!!! Tanto fuera como dentro de la pantalla de televisión. Mis argumentos: bombardear con fotos de  rugbier elegidos a lo largo de las principales competiciones o hacerles referencia a chicos cañón de la uni que son rugbier y que ellas no sabían que lo eran, prometer quedar en un irlandés que, al estar lleno de guiris de buen ver ayuda; cerveza, mucha cerveza y de importación para atraer a los chicos del grupo además de roncharles la oreja diciendo que a las guiris anglosajonas son muy hooligans y seguro que el bar no solo es un campo de nabos y cuantas maldades más se me ocurran.
He de decir que, alguna vez que he conseguido llevarlos a ver un partido, se han quedado con ganas de más así que creo que no está tan mal el rugby cuando hasta los futboleros disfrutan con él.


jueves, 11 de abril de 2013

Las pincezas también follan.

Resulta que estoy en temporada de devora libros y, últimamente, la temática literaria que me entretiene es la erótica, esa en la que se folla. No confundirse con novela romántica para menopausicas escritas por Bárbara Wood o Danielle Steel, las que venden en coleccionables. Tuve una época en la que me dió por las reflexiones metafísicas del ser y, qué quieres que te diga, estaba bien, sin embargo esta época la estoy disfrutando de una forma más, cómo decirlo, intensa y primaria.

Preguntando aquí y allá buscando recomendaciones, me topé con varias obras en las que perderme febrilmente. Hasta aquí todo perfecto. Una lista de libros, y algún que otro blog, encabezada, con muchos "me gusta", por la trilogía Cincuenta sombras... de E. L. James. Pues como está de moda y una es más chula que un ocho, decido comenzar mi lista por el gran Marqués de Sade y su Justine. Este libro, a parte de sus momentos de sexo muy duro, extraordinariamente narrados sin entrar en la ordinariez y llamando a las cosas por su nombre, me sorprendió con ciertas reflexiones sobre el individuo, la religión, el bien o el mal expresadas de forma muy actual para estar escritas en una época, finales del s. XVII, en la que la religión católica y sus preceptos lo controlaban y censuraban todo. Creo que ésto fue lo que más me sedujo de Sade. Si ya se sabe, no hay nada más erótico que una buena conversación.

Tras el alto nivel que dejó Sade y la turra que me dieron mis niñas monitoras tras la fiesta de cumple de la Pichona, hice de tripas corazón, no sin cierta curiosidad por averiguar la clave de su éxito, y ataqué a las Cincuenta sombras... El primer libro es una laaaaaaarrrga introducción de la historia, el segundo libro, sin que sirva de precedente, consiguió mantenerme pegada al e-book hasta la última página gracias a la intriga por desvelar "las sombras" (Mea culpa, momento cotilla) y el tercero.... el tercero nunca, pero nunca nunca, debería haberse escrito. Es más, solo leí las 100 primeras páginas y entré en shock hiperglucémico. Vaya pastelazo!!!
Pero vamos a ver!!!! Quién en su sano juicio se va a creer que un chulazo, podrido en pasta y con desórdenes psicológicos que expresa a través de la violencia en el sexo se pueda "enamorar" de una tía más sosa que el agua de fregar, virgen a los 22 y que tiene que pedir ayuda a su mejor amiga para no parecer boba delante de tal espécimen masculino¿? No se te ocurre ninguna respuesta¿? Pues ya te lo digo yo, DISNEY!!!!. Disney tiene toooooda la culpa. Cincuenta sombras... es el cuento de La bella y la bestia con la diferencia de que Bella folla. Reflexiona sobre ello y me darás la razón.
Tras esta argumentación, generalmente, me responden: "Pero si un tío te hace eso a tí, qué harías¿? "A lo que respondo: " Es que tú nunca has hecho nada de eso¿?"

No sé si padezco algún trastorno psicologíco relacionado con el sexo o es que el resto de las tías del mundo son una panda de remilgadas y no aceptan que follar, y si es de forma imaginativa más todavía, mola. Por otro lado, empieza a preocuparme el hecho de que las escenas de Sade me encendieran más que el mejor de los polvos de Grey. Será porque el masoquismo me pone¿? Habrá que descubrirlo. Por lo pronto acabo de empezar American psycho de B. E. Ellis, ya os contaré.